Cada Casa Vinícola tiene su historia, de sueños, de esfuerzo, de lenta maduración como ocurre con la vid y con el vino. Historias que al conocerlas y degustar el vino, agregan un significado y experiencia inesperada que da mayor valor a lo uno está probando.
Vinos Barón Balché
El Sr. Juan Ríos cultivaba cereales en el Valle de Mexicali. Un día le llegó la oportunidad de adquirir viñedos antiguos en el Valle de Guadalupe y tuvo la ambiciosa visión de crear vinos que representaran la nobleza mexicana. Hoy Barón Balché es una de las vinícolas más prestigiadas de México, y sigue siendo atendida por su propietario.
La Casa de Doña Lupe
Doña Lupe le rentaba su tierra y vendía su cosecha de uva a Casa Pedro Domecq, pero ella y su esposo soñaban con algún día hacer su propio vino y recibir visitantes. Hoy La Casa de Doña Lupe es un de los lugares más concurridos y famosos del Valle de Guadalupe, que atiende en sus jardines a cientos de de visitantes por semana, ofreciendo vinos, mermeladas y pizzas, elaborados artesanalmente por la familia de Doña Lupe y gente de la comunidad.
Adobe Guadalupe
En un viaje a Paris realizado en honor a la memoria de su hijo Arlo, la Sra. Tru Miller y su esposo Donald, tuvieron ciertas señales y revelaciones, que les hicieron llegar hasta México, un país admirado en vida por su hijo Arlo. Decidieron quedarse en Valle de Guadalupe y dedicarse a su afición por los vinos y los caballos. Así nació Adobe Guadalupe, una casa vinícola con temas de arcángeles, que produce vinos de muy alta calidad, y ofrece uno de los hospedajes boutique más hermosos en la Ruta del Vino, además de cría y venta de caballos azteca. Hoy en día, Adobe Guadalupe sigue siendo uno de los lugares más emblemáticos del Valle de Guadalupe e influyendo en el desarrollo del turismo boutique en la Ruta del Vino.
L. A. Cetto
A principios del siglo XX, un inmigrante italiano, de nombre Luis Angelo Cetto, que trabajaba en Tijuana para la compañia Pedro Domecq, notaba que en México la producción de vinos estaba descuidada. Con esa noción y con el sueño de hacer sus propios vinos, en 1928 fundó su pequeña casa vinícola artesanal, que creció hasta convertirse en la mayor productora de vinos en México, y que ahora lleva las iniciales de su nombre: L. A. Cetto.
Le invitamos a conocer las historias del vino en nuestros Tours a la Ruta del Vino.